El síndrome de Stendhal por Marc Craste

Creo que para mi, un "momento Stehdhal" fue el visionado de un puñado de películas de culto en la sesión de medianoche del cine Valhalla en Sydney a principio de los años ochenta. Son películas que ya no volveré a ver como entonces.
De todas, hay tres, que aunque no he vuelto a ver, fueron en conjunto las que mayor influencia han ejercido en mi vida. Esa influencia no es necesariamente evidente en mi, tiene más que ver con el cambio de perspectiva al ver la vida de un modo un poco distinto, de darme cuenta de cómo mi mundo se hacía más pequeño en aquel momento, y con el hecho de inculcar en mi la creencia de que las cosas pueden hacerse diferentes. No creo que a esa edad entendiese aquellas películas, y tampoco estoy totalmente seguro de que las entienda mejor ahora, pero su efecto ha durado en mi, y de hecho, siempre han estado cerca acechando. Aquellas películas, que me eligieron ellas a mi, fueron Cabeza borradora de David Lynch, Koyaanisqatsi de Godfrey Reggio y Santa Sangre de Alejandro Jodorowsky.
Cabeza Borradora, más que dar forma a mi pensamiento, me sirvió para aprender a ver y escuchar cine. No la he visto desde hace mucho tiempo y tendría reservas respecto a hacerlo de nuevo. La he guardado en mi cabeza y la recuerdo con tal afecto, que no me gustaría volver a verla y que pasara de tenerla "santificada" a no ser impugnada.


Koyaanisqatsi me presentó a Philip Glass y así, de un golpe, redefinió todo lo que yo pensaba que era posible hacer con el cine y la música. Además, por primera vez en mi vida, me encontré absorto por algo, mientras que todo lo que tenía a mi alrededor se convirtió en algo aburrido y sin sentido.

Y Santa Sangre, sobre todo la escena en que muere el elefante y su posterior entierro, me dejó sin palabras. Recuerdo el desconcierto de todos mientras luchaban por encontrar un significado, a mi nunca me importó demasiado no entenderlo, yo me quedé con el brillante trabajo realizado a nivel puramente estético.


Había algo valioso en el hecho de ver este tipo de películas una sola vez, de tal modo que el banquete de imágenes de una película como Santa Sangre se desvanecen, se confunden y se mezclan con otras cosas y, en definitiva, consigo volver a inventarlas dentro de mi cabeza. Creo que esta es una experiencia mucho más difícil de vivir ahora que todo es tan ubicuo y tenemos tan fácil acceso a todo (a la película en sí, a los guiones, a los comentarios del director, etc, etc).

Después de haber desarrollado una pasión por la animación - en particular Disney - a una edad temprana y de exponerme a espectáculos de éxito de mediados-finales de los años setenta como La Guerra de las Galaxias, Encuentros en la tercera fase, etc, yo estaba feliz por haberme encaminado hacia la participación en cine de un cierto tipo. Esas proyecciones de medianoche no cambiaron radicalmente aquella ambición, pero creo que me enseñaron lo suficiente como para que cuando yo estuviera en la posición de crear algo por mi mismo lo hiciera con un poco del espíritu de aquellas películas menos convencionales.

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